Durante dos años estuvo tan enamorada de los ocasos diarios de sus fotografías que, en cuanto tuvo la oportunidad, se entregó en alma y cuerpo, a la amorosa tarea de convertirle en uno de ellos, sepultando su luz en la oscuridad del negro y silencioso horizonte.
FRM [23/09/2016]
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Foto propia, desde mi ventana |
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