El Rincón del Nómada

El Rincón del Nómada
La libre soledad del ermitaño es el terreno más fértil para que germine y florezca la creatividad. (Foto propia, 2014. Isleta del Moro, Almería)

miércoles, 27 de mayo de 2015

Canción del bardo a Morgana

Hoy ha vuelto a caer la niebla
que envuelve y oculta tu isla,
como una insondable capa de terciopelo gris,
uniendo cielo y agua, espesa, infranqueable...
como tu mirada, Morgana.

Avalon, tierra mítica y pagana,
ese eterno vergel mágico y aislado
donde se refugia lo antiguo y venerado,
donde reina lo más sagrado
del femenino culto lunar
a la gran Dama del Lago;
la que te otorga el poder,
la que domina tu cuerpo,
ofrenda para el Rey Ciervo...
Morgana.

Ayer, Excalibur se ha roto.
La barca está varada
porque el silenciado hechizo
no rasga las nubes bajas
que, densas, ocultan tu sacra morada...
Morgana.

Hoy, Camelot agoniza y se apaga,
cubierto de yedra mientras espera
que sane el Rey Pescador,
que tu grial se abra
y la vida vuelva en el aliento
del conjuro de tu palabra...
Morgana.

Libéralo mañana del roble embrujado,
abre del árbol las entrañas
y permite al viejo druida,
Taliesin el Merlín,
volver a su refugio añorado
en la isla de Avalon...
Tu isla, Morgana.

FRM [26/05/2015]


(Foto de archivo)

(Recordando a Marion Zimmer Bradley y en agradecido homenaje)

domingo, 24 de mayo de 2015

Canto sagrado al amor pagano

Cuenta y canta la leyenda del juglar que el amor es tan sagrado que busca lugares que lo fueron para manifestarse en plenitud...

El cosquilleo producido por los rayos del sol que se filtraban entre los párpados de las viejas vigas agrietadas, hizo que los suyos se abrieran al ritmo del canto de los pájaros que revoloteaban alborozados por el viejo recinto desmantelado, repintando con sus sombras inquietas los colores de los vitrales destrozados.

Al margen de los trinos y el aleteo pertinaz, sólo podía escucharse el gemido crujiente de la anciana madera carcomida de bancos y confesionarios que nunca más serían cómplices silenciosos de oraciones susurradas, pecados musitados y posibles citas clandestinas.

Sin embargo, aquella vieja y abandonada iglesia en ruinas, se había convertido pocas horas antes en un templo pagano, dedicado a la diosa Afrodita, en el que se había celebrado el milagroso y eterno sacramento de la fusión de dos cuerpos en uno.

Ella aún dormía. Bella, espléndida y relajada, con la confianza de saberse en compañía segura. Su cabello, revuelto como un cálido edredón dorado, se derramaba sobre el polvoriento suelo llenándolo de nueva vida renovada.

El olor a cera consumida se expandía desde el humeante pábilo de la vela, único testigo sobre el ara del altar, mezclándose armoniosamente con la fragancia de los cuerpos y sus recientes efluvios apasionados. Incontrolable flujo de humedades recíprocas, compartidas, mezcladas y culminadas cuando él se vació inconteniblemente, derramado en el grial del vientre de la dulce hechicera.

En breves instantes, recordó con una suave sonrisa todo lo vivido la noche precedente. El encuentro, las miradas profundas que hablaban en el silencio, el tierno tacto de las manos al coincidir como por azar, el impertinente camarero de mirada descortés, el vino rojo como la sangre bombeada que alteraba la respiración... Y, sobre todo, el tacto del cabello en el que se perdía la mano acariciante, jugando a quedar aprisionado en su red de pensamientos y deseos.

Noche de magia y exorcismos de demonios del pasado. Noche de tímido sexo desbordado. Noche de abandono desbocado en templo abandonado. Noche de un sueño desvelado...

Sueño inolvidable de una complicidad inexplicable.

FRM [23/05/2015]

Ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de Bonaval (Retiendas, Guadalajara)

miércoles, 20 de mayo de 2015

Coquetería

"Coqueta". Obra propia, acuarela 50x42 cm, 1982

Tú y tu reflejo
con el suave cabello
en una imagen.

FRM [20/05/2015]

martes, 19 de mayo de 2015

Mi alfombra

Qué pobres son los ricos
que pisan suelos de mármol.

Qué tristes los zapatos
que se arrastran por moquetas.

Qué penosos los que se gastan
hollando sólo el asfalto.

Qué vacuos los que brillan
sobre costosas alfombras persas...

Ninguno conoce ni valora
el tapiz de belleza que me rodea.

FRM [18/05/2015]

Foto propia, paseando bajo mi ventana

domingo, 10 de mayo de 2015

Él me enseñó

"Lobo" y yo (mi mano)

Contigo aprendí...

A amar con entrega, nobleza y lealtad.
A ser fiel a la amistad.
A darlo todo sin egoísmo.
A ser indiferente ante lo ausente.
A investigar con curiosidad.
A gozar de las pequeñas cosas.
A apartarme de lo dañino.
A rechazar lo inaceptable.
A defender mi territorio y el de los amigos.
A gruñir a lo ingrato para evitar un mal rato.
A mostrar los dientes a las agresiones.
A no morder si no me atacan...

Y a dejarme la sangre, defendiendo lo inviolable.

Nunca te olvidaré mi gran maestro y querido amigo.

FRM [10/05/2015]

domingo, 3 de mayo de 2015

Más que arte

El Jardín de las Delicias, La fragua de Vulcano y retrato de Inocencio X

Recuerdo haber leído en alguna parte que el artista Bruce Nauman, creador de obras de arte moderno con tubos fluorescentes, afirmó que: "El artista auténtico ayuda al mundo revelando verdades místicas". Ironía o convicción, lo cierto es que ante ciertas obras se experimenta la sensación de la inminencia de un presagio. Es como si, de un momento a otro, fuésemos a vivir una revelación trascendental que va más allá de la superficie que se refleja en la obra. Supera, incluso, la emoción estética que acerca al anonadador "síndrome de Stendhal", o forma parte integrante de ella, con mayor o menor conciencia del fenómeno.

Todas las formas de arte me apasionan, pero debo admitir una especial y muy personal debilidad por la pintura. Por ello, no puedo evitar que, ante la frase de Nauman citada, me asalten las imágenes de algunos cuadros que me han hecho sentir lo que él afirma.

Tal ha sido el caso inmediato de "El Jardín de las Delicias" de El Bosco que me hipnotizó desde la primera vez que lo vi, siendo muy niño. Fue tal el impacto, que no he parado de buscar respuestas a los muchos códigos encriptados en el peculiar y enigmático tríptico que Felipe II quiso tener ante su vista mientras agonizaba en el lecho de muerte.

Pero no es esa pieza la única que estimula en mí esa sensación de que "algo me cuenta" un cuadro, más allá de su imagen pictóricamente congelada. La obra mencionada anteriormente puede parecer una obviedad por su intrincada y prolija composición. Pero hay otras escenas, de apariencia menos enigmática, pero igualmente subyugadoras. Sobre todo las que capturan un momento exacto y preciso que nos permiten ahondar en su antes y después, si nos dejamos llevar, una vez superado el impacto de la belleza y perfección técnica. Tal es el caso, por ejemplo, de "La fragua de Vulcano", magistral retrato "instantáneo" del gran Velázquez que nos muestra todo el drama del momento en que Apolo se presenta ante el cojo dios herrero para decirle, ¡delante de todos los presentes! que su esposa Venus le está adornando su divina cabeza con unos gloriosos cuernos con el más atractivo y musculoso Marte; las expresiones de los rostros de todos lo que lo escuchan, nos dicen cuanto necesitamos saber sobre el fuego que más calentó ese día en la fragua.

Y la mención de Velázquez, me traslada al recuerdo del crudo retrato del Papa Inocencio X, cuya apariencia estática no engaña cuando se observa el alma de canalla inmisericorde que emana su rostro. La mirada, mezcla de hielo y fuego, las manos como zarpas, la barba de chivo avariento y el rictus de su boca con su gesto de indescriptible mala leche que lo retratan mejor que el dibujo y el color, hasta el punto de que, cuando el protagonista lo vio acabado, sólo murmuró entre dientes poco complacidos: "Troppo vero!" (demasiado real). El viejo cabrón amargado se vio real y literalmente "retratado".

Por ello, no se debe ir a un museo con prisa. No importa detenerse ante un cuadro todo el tiempo preciso para que la esencia que desprende nos invada y muestre mucho más de lo que se ve con los ojos en el lienzo.

FRM [03/05/2015]

Con "EME" de milagro

Con "M" de milagro, de maravilla... de mujer.

Se queda muy pequeño un sólo "Día de la Madre", cuando ellas dan la vida y entregan toda la suya a sus hijos.

Con el recuerdo inolvidable a la mía y todo mi amor a mis hijas que ya lo son, deseo lo mejor de lo mejor a todas las madres. Muchísimos besos con mi gratitud como hijo, como compañero de las que me han hecho padre y como padre de las que me han convertido en feliz abuelo.

Mi homenaje, lleno de respeto y admiración, para mis amigas que tienen el privilegio de ser madres.

FRM [03/05/2015]

"Maternidad". Pastel de Vicente Romero